Vecinos de San Ramón viven con miedo: reclaman respuestas ante un ataque brutal sin sanción

En el barrio San Ramón, el miedo se ha convertido en rutina. Los residentes exigen respuestas del gobierno de Raúl Jalil luego de que un delincuente atacara brutalmente a una vecina el pasado 25 de mayo, a plena luz del día. La mujer, que salió a comprar, fue sorprendida, recibió múltiples traumatismos, perdió piezas dentales y sufrió una fractura mandibular. Tres meses después, el agresor sigue libre, mientras la víctima sigue internada sin la operación que necesita.
La comunidad no durmió en silencio: aportó pruebas, instaló cámaras de vigilancia privadas y colaboró con la investigación. Pero en lugar de protegerlos, denuncian haber sido objeto de amenazas. Tanto, que muchos ya ni siquiera se animan a salir a comprar por temor a convertirse en la próxima víctima.
Estos hechos no solo evidencian un colapso en la seguridad local, sino también una alarma ciudadana frente a la inacción de las fuerzas estatales. El gobierno provincial ignora la urgencia: no hay detenciones ni medidas visibles para restablecer el orden. En Catamarca, la palabra “proteger” suena vacía.
Sin un plan claro de seguridad y sin una respuesta inmediata, Jalil permite que crezcan la desprotección y la desesperanza. Una provincia no avanza si sus vecinos solo reciben silencio y abandono del poder.