
Raúl Jalil y Lucía Corpacci (senadora nacional) unificaron estrategias ante el avance de La Libertad Avanza en la provincia, en un claro esfuerzo por blindar el poder justicialista de cara a las elecciones del 26 de octubre. La iniciativa, más estratégica que republicana, prioriza conservar el control político sobre la disputa ideológica, relegando el debate democrático cotidiano.
Lejos de entusiasmar con propuestas o reivindicaciones programáticas, el oficialismo catamarqueño elige el cerco y el cierre de filas como principal herramienta política. Para ellos, la amenaza libertaria parece más importante que reconstruir espacios de diálogo y reconstrucción institucional.
¡Hoy dimos un paso enorme en el Senado! Se convirtió en ley la Emergencia Pediátrica, un avance fundamental para garantizar más recursos, cuidados y derechos a todos los niños y niñas de nuestro país.
— Lucía Corpacci (@LuciaCorpacci) August 22, 2025
El acompañamiento de médicos, enfermeros y trabajadores del Hospital Garrahan… pic.twitter.com/cWmmwDJ7Qb
En paralelo, el peronismo catamarqueño deja por primera vez en casi 15 años fuera de su boleta los apellidos tradicionales —Jalil, Corpacci y Saadi—, intentando evitar el desgaste simbólico y al mismo tiempo renovar su cara pública sin perder el aparato.
Catamarca emerge hoy como un experimento político de blindaje grupal: se protege más al oficialismo que a las instituciones. Para la ciudadanía, la pregunta es directa: ¿cuánto vale el poder si se renuncia al debate y se apuesta al cerrojo electoral? Salvo unas pinceladas de gestión, el peronismo local parece decidido a defender su espacio, antes que a transformarlo.