El Gobierno de Jalil responde con represalias a los cuestionamientos sobre la crisis del sistema sanitario

La crisis de los hospitales provinciales encontró una respuesta inesperada del Gobierno de Raúl Jalil: en lugar de soluciones, llegaron las amenazas.
La diputada Natalia Saseta (PRO) recibió una "reprimenda" oficialista por atreverse a cuestionar el estado deplorable del sistema de salud provincial, evidenciando que para el jalilismo es más grave hablar de los problemas que resolverlos.
El tenso cruce con la oficialista Stella Nieva (FdT) en la Legislatura expuso una realidad alarmante: en la Catamarca de Jalil está prohibido mencionar el colapso hospitalario.
La diputada opositora fue prácticamente censurada por alzar la voz sobre una situación que afecta directamente la vida de miles de catamarqueños que dependen de hospitales públicos en crisis.
La reacción desmedida del oficialismo ante las críticas sanitarias revela que el gobierno prefiere acallar denuncias antes que mejorar la atención médica.
Saseta lo expresó con claridad: recibió el mensaje de que "no podés hablar del gobernador porque si no tomaremos acciones en tu contra". Una confesión devastadora sobre cómo opera el poder jalilista.
Este episodio trasciende lo parlamentario y se convierte en síntoma de un autoritarismo creciente.
Jalil construyó un sistema donde criticar la gestión de salud -un derecho democrático básico- se castiga con represalias institucionales.
La amenaza de desafuero contra Saseta confirma hasta dónde está dispuesto a llegar para silenciar cualquier cuestionamiento.
La diputada macrista comparó la situación con Santiago del Estero, donde "no hay voz opositora" y el gobernador "ha sometido a todo el pueblo".
Una advertencia que cobra relevancia cuando el propio Jalil ha puesto "a dedo" a la Justicia provincial, según denunció Saseta.
Mientras los hospitales catamarqueños se deterioran, Jalil perfecciona su maquinaria represiva.
La salud pública agoniza, pero el autoritarismo goza de perfecta salud en Catamarca.