Ola de robos en Las Mil Viviendas expone debilidad en la gestión del gobernador Raúl Jalil

Los vecinos de Las Mil Viviendas vivieron una nueva noche de miedo: al menos tres casas fueron saqueadas en diferentes puntos del complejo, en el lapso de pocas horas. Los delincuentes actuaron con total impunidad: destrozaron puertas, se llevaron televisores, computadoras, bebidas y hasta cañas de pescar.
El primero de los ataques ocurrió cerca de las 5 a.m., cuando tres sujetos irrumpieron en la vivienda 132 del barrio Libertador 1°, despertaron al dueño con una fuerte explosión y se fugaron cargados de electrodomésticos de alto valor. Minutos después, en otra casa cercana, robaron cerveza, una campera y fiambres, pero uno de los asaltantes, identificado como Alan Castaño, fue apresado gracias a la persecución policial.
La jornada se cerró con un tercer episodio en la Escuela N° 126 “Apolo”, donde intentaron robar una moto. Allí fue detenido otro delincuente, Emilio “la Anchoa” Castro, reconocido por su historial en la delictividad local.
Mientras la policía logra apresar a algunos responsables, el resultado evidencia un fracaso de las acciones del gobierno de Raúl Jalil. Los robos simultáneos en viviendas particulares y una escuela reflejan ausencia de prevención, escasa inteligencia criminal y nula estrategia de contención territorial.
Comerciantes y residentes denunciaron una sensación generalizada: cámaras de seguridad que no funcionan, patrullajes irregulares y pocos recursos dedicados a detener el ascenso del delito. Algunos coinciden en que la provincia quedó convertida en una “tierra de nadie”, con delincuentes sintiéndose libres para robar a cualquier hora.
La provincia enfrenta una oleada delictiva con prisiones parciales y show policial, pero sin un plan realista de prevención. Para un portal opositor, este episodio muestra la incompetencia de Jalil: no basta con detener a algunos delincuentes; se necesita un programa de seguridad serio que garantice paz a los vecinos.